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Caso Shell: cáncer ya dejo 15 víctimas

Antônio de Pádua Mello, ex-morador del barrio Recanto dos Pássaros, en Paulína/SP (FOTO: LEANDRO FERREIRA/AAN)
Antônio de Pádua Mello, ex-morador del barrio Recanto dos Pássaros, en
Paulína/SP (FOTO: LEANDRO FERREIRA/AAN)

Marcelo Andriotti

DE LA AGENCIA ANHANGÜERA

marcelo.andriotti@rac.com.br

Una de
las principales estrategias de defensa de las empresas que provocaron
contaminaciones en la región de Campinas es admitir que el suelo, subsuelo y capa freática han sido afectados
por sustancias químicas, pero al mismo tiempo obvian de responder con relación
a las enfermedades que puedan haber surgido o se manifestaron en los
ex-trabajadores y moradores de las áreas afectadas. Sin embargo, hay evidencias que comprueban tener una relación directa
de la contaminación con las enfermedades. De un grupo de 130 ex-moradores del
barrio Recanto dos Pássaros, contaminado por
Shell en Paulínia, existen 15
casos de personas que murieron por causa de cáncer o están con la enfermedad
según el levantamiento realizado para el cuarto reportaje de la serie del
Correo sobre la contaminación.

El
levantamiento ha sido realizado por el ex-morador Antonio de Pádua Mello, que
afirma haber constatado en las personas
que pasaron por exámenes hasta siete diferentes productos que contaminaron la
región donde habitaban. Esa estadística significa un promedio de 11,5 casos de
cáncer de cada 100 personas. “No es normal ocurrir tantos casos. Sin Duda que
hay alguna cosa errada había en la fábrica”, dice Mello.

Según
el Instituto Nacional de Cáncer (Inca), el promedio previsto en el Estado de
São Paulo es de 327 para cada 100 mil hombres y 306 para cada 100 mil mujeres. Eso
da un promedio de 0,32 casos para cada 100 hombres y de 0,3 para cada 100 de la
población femenina. Es decir, entre los
moradores de Recanto dos Pássaros el promedio es de 37 veces mayor.

Una
acción civil pública movida por el Ministerio Público del Trabajo (MPT) está pidiendo
que Shell y Basf paguen una indemnización de R$ 620 millones para costear los
equipos y laboratorios para la atención de las victimas como una forma de
resarcir los gastos del Sistema Único de Salud (SUS) con el tratamiento de
ex-funcionarios y ex-moradores de Recanto dos Pássaros.

En el
pedido de tutela anticipada, la Procuraduría Regional
de Trabajo de la 15ª Región también pide que las empresas sean obligadas de
contratar un plan de salud vitalicio, con amplia cobertura, para todos los
trabajadores expuestos a los riesgos de contaminación, incluyendo a aquellos
que desempeñaban sus actividades en
Recanto dos Pássaros.

Una
primera audiencia ha sido realizada en mayo, pero las empresas recurrieron y
consiguieron prorrogar la decisión de la Justicia. El caso continúa
siendo evaluado y otras audiencias serán realizadas. La Procuraduría de
Trabajo presenta los resultados de exámenes para mantener su reivindicación.

En 2001, ha sido realizado
una evaluación en la población, de los cuales indicaron que 156 personas – 86%
de los moradores del barrio -, presentaban por lo menos un tipo de residuo
tóxico en el organismo. De esos, 88 presentaban una intoxicación crónica, 59
tenían tumores hepáticos y de las tiroides y 72 estaban contaminados por
pesticidas. De los 50 niños evaluados, que en la época tenían hasta15 años, 27
manifestaban un cuadro de contaminación crónica.

Paulo
Souza, ex-morador del barrio y actual secretario de Defensa y Desarrollo del Medio
Ambiente de Paulínia dice que antes de ser notificados del problema de
contaminación, comenzaron a percibir que había algo errado. “Yo colocaba cloro
en mi piscina y el agua quedaba negro. Después apareció gente de la empresa
diciendo para no comer lo que era producido en las chacras y no beber el agua de
la región. A pesar de eso, ellos no admiten que la gente estaba siendo
contaminado”, afirma.

EL NÚMERO

620
MILLONES DE REALES es el valor de la indemnización pedido por el Ministerio
Público de Trabajo para Shell y Basf también costearan los tratamientos de
salud.

Plan inédito
monitora Mansões de Santo Antonio

Trabajo es desarrollado por
el Ministerio de la Salud
junto con la Municipalidad
de Campinas

Un
trabajo pionero esta siendo desarrollado por medio de una sociedad entre el
Ministerio de la Salud
y la Municipalidad
de Campinas directamente con la población expuesta a la contaminación ambiental
de los lotes Mansões Santo Antonio. El área ha sido contaminada por productos
químicos de la fábrica Proquima, que funciono en el local de 1973 hasta 1996.

Según
Janete de Prado Alves Navarro, sanitarista y coordinadora de la Vigilancia de Salud
Ambiental de Campinas, el proyecto esta siendo implantado desde el año pasado y
pretende crear procedimientos para tratar casos de contaminación en todo el
País.

“Estamos
definiendo cuales son las competencias de cada órgano envuelto, identificando las
personas que viven o trabajaron en esa área, capacitando profesionales de cómo
comunicar a la población en esos casos sin crear pánico o perjudicar los
contaminados y creando un protocolo de acompañamiento”, comento.

Ese
protocolo define a todos los contaminantes identificados que pueden causar
problemas a la salud, y también orienta a las personas afectadas encaminándolas
para la realización de sus exámenes a
ser realizados, el tiempo de evaluación y
todo lo demás necesarios para garantizar el buen tratamiento clínico.

“Muchas
de las enfermedades solo se pueden manifestar dentro los 15 ó 20 años. Por eso,
estamos discutiendo la gestión de la salud, para poder mejorar la capacidad de
atención, los exámenes y equipos para
tratar esos casos”, afirma Janete. Inclusive estamos realizando ahora de pedidos de
presupuestos al gobierno Federal para garantizar esa atención.

El
método de investigación que evalúa el historial de las ocurrencias y las
implicaciones en la salud tiene como base la metodología norteamericana de
Agency for Toxic Substances and Disease Registry (ATSDR), que dimensiona el riesgo
y controla la exposición humana a los contaminantes ambientales.

El
objetivo del gobierno federal al desarrollar ese programa en Campinas es para
establecer un protocolo brasileño de investigación de áreas contaminadas por los
productos químicos y de las poblaciones expuestas. Además del área de Mansões
Santo Antônio, otras cuatro áreas localizadas en diferentes ciudades brasileñas
están incluidas en el proyecto principal.

Uno de
los mayores desafíos encontrados por el grupo en Campinas es la forma de
abordar con la población afectada y la identificación de sus intereses y
temores. En el caso de Mansões, el primer temor de los habitantes fue con la
perdida financiera por causa de la desvalorización de los inmuebles. Muchos
ex-trabajadores contaminados en la construcción también tienen problemas para
conseguir empleos tras el caso se torno público.

Esa
resistencia es común en casos de contaminación. Paulo Souza, que fue uno de los
primeros en denunciar el caso de contaminación en el Recanto dos Pássaros, en
Paulínia, dice que en el inicio enfrento la revuelta dos chacareros que temían
perder sus empleos en las chacras. Pero después que diversos trabajadores comenzaron
a morir jóvenes, ellos percibieron la gravedad del caso.

Histórico

La
contaminación ambiental de las Mansões Santo Antônio ha sido ocasionada por la
extinta industria de productos químicos Proquima. La empresa ha estado
instalada en el local por más de 20 años y trabajaba con la recuperación de
solventes.

Tras
encerrar sus actividades, la empresa vendió el terreno para la constructora
Concima que, en 1997, inicio la construcción de un condominio. En abril de
2002, la Municipalidad
ha sido informada oficialmente por la Compañía de Tecnología de Saneamiento Ambiental
(Cetesb) sobre la situación inadecuada del local.

La
población fue orientada a no utilizar agua que provenía del suelo. Equipos de la Secretaria de Salud de Campinas clausuraron 19 pozos y cerraron un
manantial.

También
han sido embargadas en septiembre de 2002, cuatro construcciones que se
encontraban en aquella área. Las obras tuvieron que ser suspendidas porque era
necesario remover el suelo y que podrían
ofrecer riesgo para la salud de los trabajadores. En la actualidad están
negociando con la constructora para llegar a un acuerdo para poder
remediar esa área. (MA/AAN)

FUENTE: Reproducción
total (texto y foto)

del reportaje publicado en la edición de hoy

(miércoles, 12 de diciembre de 2007),

del periódico Correio Popular, de Campinas/SP.

LA
HISTORIA COMPLETA
EN EL SITIO
DEL SINDICATO

Lea
toda La historia sobre el crimen de contaminación ambiental y humana (en los
moradores y en sus trabajadores) practicadas por las multinacionales Shell
Brasil y Basf S.A., en la planta industrial situada en el barrio Recanto dos
Pássaros, en Paulínia/SP, en el sitio del Sindicato Químicos Unificados:
https://www.quimicosunificados.com.br/categoria/shell/

10 de diciembre de 2007

Contaminados
de Shell/Basf enfrentan futuro sombrío

Sin dinero y sin empleo, una parte de
los ex-funcionarios

mueren y la otra parte convive con perspectivas de enfermedades que vendrán más
adelante

Reunión de ex-trabajadores de Shell y de Basf, en el Sindicato de los Químicos Unificados, Regional de Campinas (foto: Eduardo Beck/AAN)

Reunión de ex-trabajadores de Shell y de Basf, en el Sindicato de los
Químicos Unificados, Regional de Campinas (foto: Eduardo Beck/AAN)

Marcelo Andriotti

DE LA AGENCIA ANHANGÜERA

marcelo.andriotti@rac.com.br

Cuarenta
y ocho, hasta la semana pasada. Eso era el número de ex-funcionarios de Shell y
de Basf de Paulínia muertos desde 1977. La cuenta macabra es realizada una y
otra vez por el grupo que se reúne todos los jueves en el Sindicato de los
Químicos en Campinas. Ellos saben que pueden ser los próximos a entrar en la
contabilidad. Muchos están enfermos y otros ruegan para que las sustancias
acumuladas en sus cuerpos no se manifiesten. El grupo pertenece a la Asociación de los
Trabajadores Expuestos a Sustancias Químicas (Atesq), que existe hace 5 años y
lucha para que las multinacionales paguen los tratamientos de salud de los trabajadores y sus
familiares.

“Las
sustancias que nos contaminaran se manifiestan a medio y largo plazo y que pueden
afectar hasta la tercera o cuarta generación de nuestras familias”, dice
Antonio de Marco Rasteiro, director de la asociación, para la segunda materia de
la serie del Correio Popular sobre contaminaciones. De los 48 colegas muertos,
ninguno tenía más de 60 años y muchos han sido víctimas de cáncer. Ellos aún no
tienen las cuentas cerradas con las causas de cada una de las muertes.

Cerca
de 10 ex-trabajadores mueren víctimas de accidentes, pero en ninguno de los
casos ellos descartan conexiones con la contaminación. “Ellos pueden haber pasado
mal antes de los accidentes”, dice Rasteiro. Lo que puede parecer exagero, para
esos ex-funcionarios tiene sentido. Ellos sienten en la piel los efectos de las
sustancias químicas que llevan consigo mismo.

Además
de los contaminados de Shell y Basf en Paulínia, la asociación también reúne
contaminados en Cubatão, Osasco, Mauá, Rafard y otras localidades donde
anteriormente había unidades industriales con casos confirmados. Rasteiro dice
que en el Estado de São Paulo son 1.822 áreas contaminadas, siendo que más de
mil de puestos de combustibles y cerca de 800 de industrias.

Shell
niega que ellos se hayan contaminado durante el tiempo que trabajaron en la
empresa. “Es importante destacar que la existencia de contaminación ambiental
no implica necesariamente en riesgos o daños para la salud de las personas. De
esa forma, no es posible afirmar que los trabajadores se encuentren
contaminados por el simple hecho de haber trabajado en una instalación donde ha
sido detectada una contaminación del suelo en área restringida”, informo la
empresa por medio de su asesoría de prensa.

Los
trabajadores dicen que sufrieron exposición crónica a las sustancias y que las
empresas los mantuvieron en contacto con ellas mismo tras haber realizado una autodenuncia
de contaminación en 1995. “Ellos informaron que apenas estaba siendo realizado
un trabajo para disminuir el impacto ambiental y no hablaron sobre la gravedad
de la contaminación”, dice Rasteiro.

Él
dice que la contaminación afecto hasta la edificación donde funcionaron las
fábricas. “Ya fue retirada 626 camiones de escombros y 450 toneladas de hierros
oxidados del local”. Además de eso se puede percibir que había contacto directo
con las sustancias, pues existían fallas de ingeniería y de procedimiento en el
manejo de los productos.

Acción

En
2002, el grupo entro con una acción colectiva pidiendo que Shell y Basf paguen
los tratamientos médicos. En este año, el Ministerio Público entro con otra acción
y con nuevas negociaciones han sido retomadas hace seis meses, según el abogado
de Adesq, Vinicius Cascone. Él dice que la acción de la asociación es apenas
para el tratamiento de la salud y los pedidos de indemnización deben ser
realizados individualmente.

Los trabajadores
afirman que nunca pasaron por tratamiento costeado por las empresas, a pesar de
que presentaron innúmeros problemas. Según Shell, todos los ex-funcionarios han
sido invitados para las evaluaciones de salud por diversos anuncios publicados
en el segundo semestre de 2001 en los principales periódicos de la región, así
como por telegramas y telefonemas.

La
empresa también afirma que por más de tres años dejo a disposición de los
ex-empleados que trabajaron en su antigua fábrica una de las más respetadas
clínicas especializadas en salud del trabajador y toxicología ocupacional para la
evaluación de salud.

Esa
clínica recibió más de 250 ex-empleados y realizo cerca de dos mil consultas. La
clínica permanecía acompañando a los ex-trabajadores evaluados, del punto de
vista médico, para ahondar el diagnóstico y orientar las debidas conductas,
según Shell.

Sin renta, muchos se tornaron dependientes

Sinval
José Ramos, de 50 años trabajo por 24 años y seis meses en Shell y en Basf. Cuando
hizo el examen de pericia en 2002, fue detectado que era portador de hepatitis
tóxica. Desde aquel año él quedo separado por el Instituto Nacional de
Seguridad Social (INSS), hasta que en junio
su beneficio fue cancelado. La pericia del instituto evaluó que él esta
apto para volver al trabajo, a pesar de él tener determinaciones médicas de que
no podría trabajar en ninguna industria química.

Desde
aquella fecha, quien mantiene la casa por completo es la esposa aparte de que los dos hijos viven en la misma
casa. Él llego a ganar en primera instancia una acción de indemnización de R$
175 mil y más dos salarios mínimos por mes. Pero la victoria fue en primera
instancia y Shell esta recorriendo. “No sé que
voy hacer, sé muy bien que no voy a conseguir un empleo, al igual como
esta ocurriendo con mis antiguos colegas”, dice Ramos.

Otro
de los casos es de Carlos Henrique Leoni de 46 años que trabajo en Shell entre
1985 y 1998. Él ha sido contaminado por metales pesados, siente dolores
constantes en la región del hígado y tiene hinchados los abdominales. Por dos
años y tres meses, él también vive de los rendimientos provenientes de la
separación por el INSS. Pero, que hace seis meses el beneficio ha sido cortado.

“Dicen
que estoy apto para trabajar, pero cuando llego en las empresas y paso por las evaluaciones, después que llegan los exámenes
médicos no soy más llamado. Ellos no dicen el motivo, pero yo sé que es por
causa de la contaminación”, dice Leoni. Separado, él vive con un hijo de 17
años y tras vender el carro para pagar las cuentas, está necesitando de la ayuda
de la madre para poderse mantener.

Ricardo
Luis Mendes Gonçalves, de 45 anos trabajo en Shell de 1986 hasta 2002. En 1999 ha sido detectada una
artrosis en el fémur y en 2000 una enfermedad renal. La empresa lo encamino
para el tratamiento, pero el continuó trabajando en ese período. Los Exámenes
detectaron metales pesados en su organismo.

Casado
y con dos hijos, él está separado por e INSS hace cinco años. En abril de 2008
volverá a pasar por una evaluación de pericia del instituto y teme tener el
mismo destino de sus colegas que perdieron el beneficio. (MA/AAN)

Proyecto piloto va garantizar atención específica

Un
proyecto piloto desarrollado por las secretarias de Salud de Campinas y
Paulínia está utilizando una herramienta específica para la atención de
ex-moradores y ex-trabajadores de las áreas contaminadas. El proyecto es el
resultado de un Término de Ajuste de Conducta (TAC) firmado por las secretarias
y el Ministerio de la Salud
con el Ministerio Público de Trabajo.

El
objetivo es ofrecer atención específica a los ex-moradores y ex-frecuentadores
del Recanto dos Pássaros, además de los ex-trabajadores de Shell, Cyanamid y
Basf, llevándose en consideración que son pacientes que han estado mucho tiempo
expuestos a diversas sustancias químicas peligrosas. Ellos pasaran por
evaluaciones clínicas y serán orientados para informar de cómo estaban expuestos
a los contaminantes específicos todas las veces que en el futuro pasarán por
atenciones de salud.

Con
esos datos será posible observar los tipos de enfermedades que se manifestaban
en esas personas, la incidencia y la posible conexión con las sustancias que
contaminaron la región donde vivían, frecuentaban o trabajaban. Los trabajos
comenzaron a ser desarrollados en el primer semestre y a partir de octubre han
sido invitados a participar 24 personas escogidas por sorteo.

“En
enero de 2008 presentaremos los resultados de ese proyecto piloto y a partir de
ahí, el SUS (Sistema Único de Salud) podrá desarrollar sus programas de
atención y vigilancia a la salud de las poblaciones expuestas a la
contaminación utilizando esa herramienta”, dice el médico-sanitario Carlos
Alberto Henn, coordinador del grupo técnico del proyecto.

Existen
seis áreas de contaminación en Brasil donde están siendo desarrollados
proyectos del mismo género, pero el de Paulínia y Campinas es el pionero y el
primero en que el sistema esta siendo implantado. La idea es que las
informaciones se encuentren disponibles vía on-line para todos los médicos del
SUS, pudiendo ingresar siempre que esos pacientes necesiten de atención en cualquier
ciudad del País. (MA/AAN)

Fuente: Reproducción
completa (texto y foto)

del reportaje publicada en la edición de hoy

(lunes, 10 de diciembre de 2007),

del periódico Correio Popular, de Campinas/SP.

LA HISTORIA
COMPLETA
EN EL SITIO DEL SINDICATO

Lea toda La historia sobre el crimen de contaminación ambiental y humana (en
los moradores y en sus trabajadores) practicadas por las multinacionales Shell
Brasil y Basf S.A., en la planta industrial situada en el barrio Recanto dos
Pássaros, en Paulínia/SP, en el sitio del Sindicato Químicos Unificados: https://www.quimicosunificados.com.br/categoria/shell/

08
de diciembre de 2007

Reproducción de una parte de la capa del periódico Correio Popular publicado el 08 de diciembre de 2007 de Campinas/SP, con reportaje sobre el Caso Shell


Reproducción de una parte de la capa del periódico Correio Popular
publicado el 08 de diciembre de 2007 de Campinas/SP, con reportaje sobre el
Caso Shell

Caso Shell: familias continúan en hotel

Hace más
de cuatro años, ex-moradores de chacras contaminadas

con pesticidas viven sin cualquier perspectiva y privacidad



Marcelo
Andriotti

DE LA AGENCIA ANHANGÜERA

marcelo.andriotti@rac.com.br

 	Antonia, em imagem na reportagem do CoPop sobre contaminação Shell (08dez07)

Hace
cuatro años y medio que Antonia se levanta todos los días en un cuarto del
hotel donde vive con su familia en Paulínia. Su sueño es interrumpido por los
rugidos del león del zoológico que funciona en el bosque al lado. Ella esta
acostumbrada con los lamentos nocturnos del animal y no se incomoda de ser
tirada de la cama. “Lo que me deja triste es cada vez que le oigo, percibo que
ambos pasamos por la misma situación. Vivíamos en libertad en medio de la naturaleza
y hoy estamos enjaulados sin haber hecho nada para merecer eso” comenta Antonia
Pelegrini, una de las ex-moradoras del barrio del Recanto dos Pássaros, contaminado por una
fábrica de Shell, tema que abre una serie de reportajes que el Correio publica
a partir de hoy.

La familia de Antonia es una de las dos personas que vive en un hotel de Paulina
desde 2003, con todos los gastos pagos por la empresa. En 2001, la
multinacional comenzó a comprar las chacras del barrio afectado por la
contaminación. En 2003, todos los moradores que aún vivían en el local fueron
transferidos de sus chacras por orden de la Justicia con gastos pagos por Shell, muchos de
ellos yendo para el hotel.

La empresa admitió que contamino el área a través de un auto denuncia hecha
tras detectar la contaminación en un área interna en 1993, cuando hizo una
evaluación para vender su unidad de agro tóxicos. Pero la empresa no admite
haber contaminado a sus ex-funcionarios y ni los ex-moradores. Los exámenes y
diagnósticos realizados por el toxicólogo Igor Vassilieff no son aceptadas por
Shell y el caso se arrastra en la Justicia.
El especialista detecto la presencia de metales pesados y órgano
cloratos en el organismo de los moradores
que son sustancias usadas en la fabricación de pesticidas.

Mientras eso, los ex-propietarios, chacareros que trabajaban en las chacras y
ex-funcionarios viven un calvario marcado por humillaciones, privaciones y el miedo constante de estar desarrollando
enfermedades causadas por la contaminación que a multinacional no admite
existir.

Antonia vio a sus hijos a crecer y el marido a morir durante el período que se
encuentra en el hotel. Actualmente, los hijos tienen 11, 15 y 24 años y tampoco
pueden recibir los amigos en el local donde viven. “Por mejor que sea el hotel,
usted no puede recibir amigos y familiares como si fuese su casa. Solamente
tengo un poco de privacidad dentro del cuarto. Al abrir la puerta y pisar el
pasillo ya estoy en un local público”, comenta.

Los hijos no tienen donde puedan jugar con sus amigos o enamorar. Si yo quiero
hacer un aperitivo por la noche, con ese trajinar del día para quien vive en una
casa se puede transformar en un trastorno. Es necesario vestirse y arreglarse
para ir hasta el restaurante y comer algo. Para remediar ese problema, Antonia
tiene un microondas dentro del cuarto y poder guarda la comida.

Valle

Cinco años atrás ella vivía en una situación bien diferente, cuando vivía en una
propiedad de 20 fanegas que la familia de su marido compro en la década de los
años 60. La región del barrio era zona rural, un valle donde vivían pequeños
productores. En 1977, Shell instalo en esa región su fábrica de agro tóxicos.

Valdemar Labello, marido de Antonia, estaba con cáncer en la vejiga y murió víctima
de complicaciones cardiacas en 2005. No esta comprobado que tenga una relación
con la contaminación de la enfermedad. Él creaba ganado y tenía un pequeño comercio
en la chacra. El sueño de pareja era crear los hijos en el medio de la naturaleza
con mucha salud, tranquilidad y espacio.
Cuando aparecieron los funcionarios de la empresa llevando el agua y pidiendo
para que no bebiésemos más lo que retirábamos de los pozos y nos aconsejaban de
no comer o comercializar todo lo que producían por allá, la pareja comenzó a
percibir que el sueño se estaba tornando en una pesadilla. Después del año de
2003, al salir de la propiedad, tuvieron que vender el ganado, el caballo y
cerrar el comercio que tenían.

Los perros y los gatos fueron llevados para una perrera. Los muebles y otras de
pertenencia, están guardados en un cobertizo hasta que una nueva casa o chacra
sea comprada. Antonia no entiende por qué Shell paga todos esos gastos
mensuales y no alquila una casa o chacra, que les saldría más barato a la
empresa y mucho más acogedor y humano para la familia. “Lo que más incomoda es la
inseguridad y la duda sobre el futuro causadas por esta situación que vivimos
aquí”, afirma.

Resarcimiento

Antonia quiere ser resarcida por la propiedad que perdió y por la ganancia
cesada, llevando en consideración que la familia vivía de la renda generada por
la propiedad rural. También quiere la indemnización por daños morales y
garantía de acompañamiento médico. Por eso, no acepto la propuesta inicial
hecha por Shell. La otra moradora que esta con su familia en el hotel vive la
misma situación. Pero, ella no quiere
hablar con la prensa. Se canso de dar muchas entrevistas sobre el caso y su
situación.

QUIERES
SABER MÁS

En 2001, el Correio Popular conquisto el Premio Esso con la serie de reportajes
de Contaminación en Paulínia, producida por los reporteros Mário Rossit y
Marcelo Villa, sobre los graves daños ambientales y para la salud de los
moradores del barro Recanto dos Pássaros, causados por el derramamiento de
pesticidas por la antigua fábrica de Shell entre los años 70 y 90. Entre as
reportajes de serie, el periódico detallo el resultado de los exámenes
toxicológicos que apuntaran la contaminación de 153 moradores de las chacras
del Recanto dos Pássaros con pesticidas, productos cancerígenos manipulados por
Shell. El reportaje relato el drama humano de los moradores que ya habían
desarrollado tumores y pasaban por tratamientos de salud.

Chacareros y propietarios enumeran las dificultades

Los chacareros y pequeños propietarios que hicieron acuerdo con Shell para
dejar Recanto dos Pássaros están pasando necesidades. Los que tenían familias hasta
cinco personas recibieron R$ 25 mil para comprar una casa y con más de cinco,
R$ 30 mil. Con eso, consiguieron apenas casas bien modestas y necesitaron
agregar más dinero para hacer el negocio.

Cuando vivían en las chacras, ellos tenían una renta mensual de cerca de R$
800,00, a parte de la casa, luz y agua gratis y de los alimentos dando
garantías en el plantío y las creaciones. También no pagaban el Impuesto
Residencial y Territorial Urbano (IPTU). Muchos de ellos tomaban cuenta de las
chacras y trabajan medio periodo fuera. Con los cambios, pasaron a tener más
gastos y dificultades para conseguir empleos.

Lúcia Aparecida do Nascimento, Claudomiro de Oliveira, José Francisco do
Nascimento, Maria Aparecida Bueno de Souza y Jovair Souza viven esa situación.
Los hermanos Clóvis Rodrigues Bueno y Benedito Aparecido Rodrigues Bueno eran
propietarios. Ellos recibieron R$ 67 mil por la chacra de 1.945 metros cuadrados.
También perdieron la fuente de renta y con el dinero, compraron dos casas
pequeñas y agregaron dinero de su bolsillo.

Reunidos en una casa en Nosso Teto, barrio popular de Paulínia, ellos contaran las
mismas historias de enfermedades y dificultades de poder conseguir trabajo. Muchos
de los niños tienen problemas como el dolor de barriga y otras enfermedades
desde el nacimiento. Muchos casos de cáncer y enfermedades de la piel son
relatados por ellos.

Tratamiento

Ellos tuvieran tratamiento médico de los especialistas por pocos meses después
que salieron del barrio, fueron solventados por la Municipalidad de
Paulínia. Con Shell, ellos continúan luchando en la Justicia para conseguir
el costeo para el tratamiento médico.

Los tratamientos realizados por el toxicólogo
Igor Vassilieff han sido interrumpidos y
ellos no reciben más medicamentos. Las consultas y tratamientos son realizados
en puestos de salud y no hay atención por especialistas. Nuevas pericias que deberían
ser hechas por orden judicial fueron canceladas dos veces.

Para conseguir un empleo, ellos dicen enfrentar prejuicios por el hecho de
haber vivido en el Recanto dos Pássaros. Muchos empleadores quieren evitar a
los ex-moradores por creer que ellos tendrán la productividad afectada por los
problemas de salud. (MA/AAN)

Multinacional niega contaminación humana

Shell no consigue responder porque
mantiene a las familias hospedadas en hotel y no en casas o chacras, que
les saldría más barato para la empresa y confortable para los ex-moradores. Según
comunicado de la multinacional, “Los valores sobre remoción, así como las
negociaciones entre Shell y los
ex-moradores de Recanto dos Pássaros son asuntos particulares y de esa forma,
no son divulgados por la empresa … (la empresa) siempre busco el entendimiento
con las familias hospedadas en el hotel. Sin embargo, delante de las negativas recurrentes
a las diferentes propuestas presentadas por la empresa el asunto se encuentra,
actualmente, bajo la mediación del
Judiciario”.

La multinacional también afirma que realizo exámenes de sangre en 159 moradores
y ex-moradores en los laboratorios de Brasil y en el Exterior, e que no existen
evidencias de personales intoxicadas. Los resultados fueron presentados de acuerdo
con la empresa, los especialistas en toxicología, que confirmaron la
inexistencia de evidencias de enfermedades relacionadas con la contaminación
ambiental. Con respecto al informe de salud presentado por la Municipalidad de
Paulínia, Shell encamino para el análisis de especialistas que apuntaron yerros
de metodología, procesos e interpretación. Por eso, el trabajo esta siendo
respondido en la Justicia
por la multinacional. Informa aún que no es posible de afirmar que trabajadores
se encuentren contaminados por el hecho de haber trabajado en una instalación donde
ha sido detectada una contaminación del suelo en área restringida.

La empresa de agro tóxicos de Shell fue implantada en Paulínia en 1977. En1993,
durante la auditoria para la venta de la unidad para American Cyanamid ha sido
realizada la auto denuncia. A partir de 2000, la unidad paso a ser ocupada por
Basf, que también responde a procesos de ex-trabajadores por supuestas
contaminaciones.

Los planes de recuperación ambiental del barrio prosiguen con una barrera
hidráulica y una estación de tratamiento de aguas subterráneas en pleno
funcionamiento. La prioridad de Shell es dar continuidad a la recuperación
ambiental de aquella área donde funciono su antigua fábrica. Los proyectos de
recuperación son constantemente presentados por la empresa a las autoridades
competentes, según informo la empresa.

Los análisis ambientales y de riesgo realizadas por Shell, basadas en modelos
internacionales, apuntan hacia la inexistencia de riesgo para la salud cuando es observada la restricción al
consumo y uso de las aguas subterráneas. (MA/AAN)

Orgullo de ver el progreso que llego, dio lugar a la depresión

Muchos ex-moradores que vivían en el hotel no soportaron las inconveniencias, la
impersonalidad y el desacomodo de vivir fuera de su propia casa. Antônio de
Pádua Mello vivió en el hotel hace un poco más de dos años, cuando sintió que
estaba teniendo ataques cada vez más fuertes causados por una insuficiencia
respiratoria. La vida en el hotel lo dejaba cada vez más deprimido y ansioso, lo
que agrava su estado de salud y lo llevo
a varias internaciones.

“Llegaba al hospital casi muerto. Necesitaba salir de allí para continuar viviendo”, afirma Mello. En septiembre de
2004, Shell llamo su abogado para negociar. Su chacra fue evaluada en R$ 670
mil y el pedio R$ 400 mil para venderla a la multinacional. La empresa dice que
pagaría, desde que él retirase todas las acciones judiciales. Mello recuso,
pero, pasado algún tiempo y con su salud maltratada, acabo por aceptando esas
condiciones.

“Tuve la ilusión que saliendo de allá me olvidaría de una historia pésima y
mejorar mi depresión. Pero continúe mal, no consigo salir e ir para el Centro
de Campinas para ver mis familiares”, dice Mello. Él compro una casa en Barão
Geraldo y vive con su mujer, un hijo, nuera y nieta. Por un período, la hija y
el yerno también vivieron con él.

Pero nada se compara con el período en que vivía en la chacra con toda la
familia: tres hijos, cinco nietos, la mujer y la suegra. Cuando él vio a Shell
a instalarse en el local, no fui en contra. “Quede hasta orgulloso de ser
vecino de una multinacional. Era el progreso que estaba llegando”, recuerda.

Pero cuando comenzó con la polución, con el mal olor invadiendo su casa él vio
que el progreso podría cobrar un precio bien alto. “El incinerador de la
fábrica era obsoleto y el olor era insoportable. Necesitaba colocar
ventiladores dentro de casa con dirección hacia la ventana”, dice Mello.

Ex-gerente de una red de tiendas, jubilado, Mello recibe una jubilación de R$
1.150,00 y gasta parte del dinero que sobro tras comprar la casa para pagar sus cuentas
mensuales. “Estoy viviendo así hasta el dinero acabar, después no sé cómo voy a
vivir. Lo que gano no da para pagar los gastos de la casa y los remedios que
precisamos usar”, comenta. (MA/AAN)



LA HISTORIA COMPLETA EN EL SITIO DEL
SINDICATO

Lea toda La historia sobre el crimen de contaminación ambiental y humana (en
los moradores y en sus trabajadores) practicada por las multinacionales Shell
Brasil y Basf S.A., en la planta industrial situada en el barrio Recanto dos
Pássaros, en Paulínia/SP, en el sitio del Sindicato Químicos Unificados:

https://www.quimicosunificados.com.br/categoria/shell/

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